Crítica de Luis Mazas en revista Veintitrés (19-04-12)

REIVINDICACIÓN DEL TEATRO DE ARLT EL ESCRITOR Y SUS ESPECTROS Pedro arroja por la ventana a su esposa. No es parte de la crónica policial del día sino el disparador de El fabricante de fantasmas, desafiante drama casi confesional de Roberto Arlt, escrito a mediados de los ’30. Un teatro corrido del realismo al uso de la época, donde asoman personajes binarios, criaturas deformes, malvadas, hijas de la culpa del protagonista, ese autor frustrado que, a poco del crimen, conoce el éxito, acaso resultado de un pacto con el diablo. Pirandello y Dostoievski alientan tras esta potente dialéctica de realidad con ficción, bien contra mal; humillación vs. orgullo; crimen y castigo. El fabricante… no llegó entonces al escenario del Teatro del Pueblo al que estaba destinado, por causa de incomprensión y prejuicios varios. Más de 60 años después, Patricio López Tobares repara esa injusticia y lo reinstala en la sala emblemática del pensamiento de vanguardia independiente. Su versión es lanzada y personal, resultado de buena adaptación, oportuna síntesis y compactación. El director logra el enrarecido clima de una mascarada expresionista cruzada por alucinada pesadilla, traducido en interesante estética alusiva al sórdido universo arltiano.